XXIII semana del Tiempo Ordinario – Miércoles
Las beatitudes sociales de Lucas
Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas!Lc 6,20-23
Mateo, en su evangelio, nos habla de las beatitudes en modo solemne, describiendo la interioridad y las disposiciones del corazón, sin las cuales nadie puede entrar en el reino de los cielos: «Felices los que tienen alma de pobres ….Felices los afligidos… Felices los pacientes … Felices los que tienen hambre y sed de justicia….Felices los misericordiosos …. Felices los que tienen el corazón puro ….Felices los que trabajan por la paz» (Mt 5,3-12). Las beatitudes descritas por Lucas tienen un aspecto más social, él se refiere más bien, a las situaciones concretas de la vida. La diferencia es particularmente evidente en la beatitud de los que sufren hambre. Mateo escribe: “Felices ustedes los que ahora tienen hambre”. Lucas no se refiere a las beatitudes en sentido general, sino a “Ustedes” y se refiere más bien a un sistema de los valores sobre el cual proyectamos nuestra vida, las relaciones, los juicios y las opciones. Lucas no habla de la pobreza de espíritu, sino de los pobres en concreto que apenas pueden llegar al final de mes. É nos dice que hay un modo feliz de vivir las situaciones negativas de la vida, en las que también podemos encontrar alegría: es el vivir en la esperanza y certeza que al final la justicia vencerá. Las beatitudes de Lucas se refieren a los pobres, a los desocupados, a los marginados y a los inmigrantes y a todos los que esperan de la vida respuestas concretas. Tal vez esperen respuesta de nosotros.
Danos, Señor, la generosidad de corresponder a las necesidades de nuestro prójimo.