ESFL251

XX semana del Tiempo Ordinario – Lunes

La riqueza es un obstáculo para la secuela

Luego se le acercó un hombre y le preguntó: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la Vida eterna?». Jesús le dijo: « …. Si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos». «¿Cuáles?», preguntó el hombre. Jesús le respondió: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honrarás a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo». El joven dijo: «Todo esto lo he cumplido: ¿qué me queda por hacer?». «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme». Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.. Mt 19,16-22

“Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús a aquel hombre, va y vende todo o que tienes y dalo a los pobres. Después ven y sígueme”. Durante muchos años desde que hemos estado meditando el evangelio, nos hemos preguntado cómo sea posible vender todo y dar el dinero a los pobres, cuando tenemos una familia e hijos qué educar y introducirlos en la vida. ¿Quiénes son estos pobres? y nos hemos preguntado también si son aquellos que piden limosna- Y ¿cómo es posible dar todo a los pobres, cuando tenemos una familia y nuestros hijos que educar e introducir en la vida. Y de nuevo nos preguntamos ¿Quiénes son estos pobres. ¿Sin aquellos que bajan del tren en Saronno con el cigarrillo en  la boca y que se desparraman en el ciudad pidiendo limosna? ¡La exhortación de Jesús es válida siempre! El texto del evangelio de hoy no nos propine la pobreza como un ascetismo sinomás bien como un presupuesto. Nos vienen a la mente las palabras de San Pablo: «Pero todo lo que hasta ahora consideraba una ganancia, lo tengo por pérdida, a causa de Cristo. Más aún, todo me parece una desventaja comparado con el inapreciable conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él he sacrificado todas las cosas, a las que considero como desperdicio»(Flp 3,7-9). Nos viene a la mente también la pobreza de San Francisco de Asís para quien el vivir como los pajarillos del cielo y los lirios del campo han hecho posible comunicar, en modo cierto y único con el Señor y con todo lo creado con el cual se ha sentido en perfecta armonía. Parecería que la  pobreza absoluta sea posible sólo que la absoluta pobreza fuera posible solo a los frailes y a las monjas. ¿Cómo puede una familia, con sus exigencias y su ritmo de vida, experimentar – como dice San Pablo – la sublimidad del conocimiento de Jesucristo?

¿Tal vez haya otros caminos  para los que han optado vivir una vida de familia y se nos ha concedido sólo un conocimiento imperfecto de Jesucristo? Debemos reflexionar más sobre esta página del evangelio. Tal vez terminaremos nuestros días y todavía estaremos reflexionar en esta página. Tal vez las familias pueden buscar en la dirección dela simplicidad del mundo en que viven que toma cuerpo en la concretez de la fe, pero como sucedió a San Pablodebe ser un camino largo: » Esto no quiere decir que haya alcanzado la meta ni logrado la perfección, pero sigo mi carrera con la esperanza de alcanzarla, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.»(Flp 3,12).

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