15 de Agosto – Asunción de la Santísima V. María
María, modelo di educadora
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor». María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre». Lc 1,41-55
¡Cuántas veces hemos meditado esta página del Magnificat, que constituye la fuente de nuestra fe! La encarnación de Dios en Jesús de Nazaret, el evangelio, la Iglesia y esta oración de la mañana, nacieron del “SI,” de María la cual ha aceptado ser instrumento del matrimonio teológico entre el cielo y la tierra, del cual ha nacido Jesús. María no es solo la Madre de Dios, sino que ha tenido un papel fundamental en la formación, y por consiguiente, en la formulación del evangelio y en la doctrina de la Iglesia. Nos damos cuenta leyendo el Magnificat en la cual encontramos todos los principios fundamentales del evangelio, que María ha ciertamente trasmitido a Jesús durante los años que estuvo a su lado en la casita de Nazaret. Encontramos en ella la fe en Dios y en su misericordia encontramos el desenvolvimiento de los valores de la riqueza y del pobreza; encontramos la humildad como presupuesto del recibimiento de la llamada; encontramos en ella la unión entren la futura Iglesia y la historia de Abraham encontramos la semilla de la semilla de la Providencia y de la justicia social. Son los mismos principios que constituirán la base de las enseñanzas de Jesús. Pero la enseñanza fundamental que María trasmitió a Jesús fue la competa disponibilidad para aceptar el proyecto el proyecto del Padre acerca de Él. Estas semillas de verdad, que en seguida Jesús hará crecer en la oración y que constituirano la esencia del evangelio, están todos contenidos en el Magnificat. La trasmisión de la fe y de los valores cristianos a los hijos constituye el empeño prioritario de nosotros los padres de familia. El proyecto de vida de los hijos, los padres de familia no los conocen, pero pueden ayudar a los hijos a reconocerlo y a vivirlo en modo cristiano.