XIX semana del Tiempo Ordinario – Lunes
El poder del ejemplo
Al llegar a Cafarnaúm, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: «¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?». «Sí, lo paga», respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?». Y como Pedro respondió: «De los extraños», Jesús le dijo: «Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti». Mt 17,24-27
El evangelio de hoy me recuerda una experiencia que se remonta a hace 25 años, cuando estaba trabajando en la realización de una central termoeléctrica en Arabia Saudita, por cuenta de la Ansaldo. Habíamos termina el montaje de las estructuras y estábamos ya para iniciar el funcionamiento, durante el cual los riesgos de accidentes aumentan considerablemente. Así habíamos marcado la zona más peligrosa con puertas de entrada exclusivamente para el personal de trabajo. En cada puerta había pensado de poner un encargado, que no tenía más que prohibir el acceso a quien tuviera un tarjetita o permiso de entrada. Los que trabajan en Arabia Saudita por ley tienen que usar personal local en un tanto por ciento, yo decidí dar trabajo a algunos árabes como guardias. Sus servicios funcionaban muy bien, que una vez que yo no traía la tarjeta de ingreso, el guardia non mi dejó entrar, hasta que la mostré, él con un cierta sonrisa me dejó entrar. Es la misma situación de que habla hoy el evangelio.
Jesús, Hijo de Dios, dice a Pedro: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?». Y como Pedro respondió: «De los extraños», Jesús le dijo: «Eso quiere decir que los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti». Jesús, pagando el impuesto para el templo, hoy nos enseña una grande regla: los encargados deben ser los primeros en respetar las normas establecidas y pagar los impuestos, porque esto es justo y para que las personas sencillas no se escandalicen. Para ellos es fácil: encuentran siempre una moneda en la boca de un pescado.