ESSM022

10 de Agosto – San Lorenzo

La matemática celeste

Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente. Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría. Por otra parte, Dios tiene poder para colmarlos de todos sus dones, a fin de que siempre tengan lo que les hace falta, y aún les sobre para hacer toda clase de buenas obras. Como dice la Escritura: «El justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente». El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia. 2Co 9,6-10

Cuando el tío de la tía Margarita, Don Julio Facibeni, que la Iglesia a beatificado hace poco, distribuía los dulces a los huérfanos de Virgencita de Grappa, la obra fundada por él después de la guerra, metía la mano en la bolsita de los dulces y los distribuía sin contarlos puños. Sor Juana, que los había contado, se le acercaba y le decía en el oído: “¡déles dos a cada uno, pues están contados!” Aquel dando los dulces se habían acabado y todos los habían recibido en abundancia, Sor Juana no pudo amenos de exclamar: “No entiendo. Los he contado y les tocaban dos a cada uno!” Don Julio que era ya anciano y con la espalda curva, se dio la vuelta y le dijo sonriendo: “Poca fe, sor Juana”. Si uno da con generosidad, las matemáticas terrestres según las cuales dos y dos son igual a cuatro, no vale ya: según las matemáticas celestiales, dos más dos son las que el Señor quiera. Son dos ciencias diferentes: la primera la que se enseña en la escuela, la segunda la sacamos del evangelio con los milagros de la multiplicación de los panes y pescados. Un día a los apóstoles que, como los apóstoles que, como sor Juana, en materia de matemáticas celestiales no eran muy buenos, Jesús, después de haberles explicado les preguntó: ¿Todavía no comprenden?” (Mc 8,21). Cuando Pablo, en la lectura de hoy, nos dice: «Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará abundantemente», se refiere exactamente a la diferencia entre las matemátocas y las del cielo «Que cada uno – dice Pablo – dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría» Y también: «El que da al agricultor la semilla y el pan que lo alimenta, también les dará a ustedes la semilla en abundancia, y hará crecer los frutos de su justicia. “Para uno que como yo, ha tenido que aplicar la, no ha sido fácil aprender las celestiales, pero por fortuna Ana María me ha ayudado a superar esta dificultad.

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