XVII semana del Tiempo Ordinario – Jueves
Nuestro examen final
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. ¿Comprendieron todo esto?». «Sí», le respondieron. Entonces agregó: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo». Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.Mt 13,47-53
“¿Comprendieron todo esto?» dice Jesús a sus discípulos, después de haber anunciado que al fin del mundo, «vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, para arrojarlos en el horno ardiente «. Ellos respondieron: “Sí”. Afortunados ellos, nosotros entendimos poco. Y también la frase sucesiva, que debería de clarificar, es también hermética. «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo». Es claro que el escriba, conocedor sutil de las Sacras Escrituras, si aceptara el mensaje del Evangelio, recibiría la totalidad de la revelación, ya que para él la revelación consiste en el tesoro del Antiguo Testamento. Jesús, sin embargo, inicia su comentario sobre el escriba con aquel “per questo” ¿Para qué este “por esto”? Ciertamente el juicio final al fin de los tiempos, tendrá en cuenta toda la historia de la salvación, y de la revelación , y cómo la humanidad hay respondido aal mensaje de la salvación que se había obscurecido a lo largo de la| historia. Además de este juicio global, tendrá lugar el juicio particular: «vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos”. En aquella ocasión, o tal vez antes, cuando encontraré al Señor en la eternidad, le preguntaré la razón de este “Por esto”. Mientras tanto pidamos al Señor para que nos ilumine. Pensando en ese examen final sobre la revelación que tendrá lugar al fin del mundo, me siento un poco como mi compañero de universidad, Severino, del cual, viendo a los estudiantes interrogados por una hora, comentaba: “Quizás el examen lo pasaré, pero todo lo que sé se podría contar en cinco minutos”.