IX semana del Tiempo Ordinario – Martes
La iglesia y el estado
Le enviaron después a unos fariseos y herodianos para sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones.Ellos fueron y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o no? ¿Debemos pagarla o no?». Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tienden una trampa? Muéstrenme un denario». Cuando se lo mostraron, preguntó: «¿De quién es esta figura y esta inscripción?». Respondieron: «Del César». Entonces Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios». Y ellos quedaron sorprendidos por al respuesta. Mc 12,13-17
El poder religioso ya había decidido matar a Jesús, pero para poner en práctica su plan, debe investir el poder político de Roma, que se encarga de la administración de la justicia. Así que van de la mano, los fariseos y los herodianos, para exponerle la famosa pregunta: «¿Está permitido pagar el impuesto al César o no?». Si Jesús contestara «sí» se volvería enemigo del pueblo, reacio al poder e Roma, y mucho más al pago de los impuestos. Si en cambio responde «no» se volvería enemigo del poder romano, creando así las condiciones para entablarle un proceso, como de hecho sucederá después.
La respuesta de Jesús despierta la admiración de los presentes, así como también la nuestra, por su capacidad en librarse de aquella situación embarazosa Pero lo que más brilla aquí, y sobre lo que queremos reflexionar, es su libertad respecto al dinero. La libertad interior y la franqueza del lenguaje, en un mundo astuto y complicado, se convierten también hoy en astucia, desplazan a los oponentes y resuelven las situaciones más complejas. Jesús se muestra tan libre del dinero, que pide a los presentes que le muestren la moneda para pagar el tributo porque Él no la posee en su bolsillo; libre respecto al poder político, que no reconoce pero que tampoco condena, y libre respecto al poder religioso, del cual se sorprende por su ceguera; libre de responder con franqueza,aunque sabiendo de no ser comprendido. Con la respuesta «Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”, Jesús introduce el tema, muy discutido hoy en día, del carácter laico del Estado y de la libertad de culto. Son dos aspectos fundamentales de la realidad del hombre: por un lado está César y por el otro está Jesús. Ambos son importantes y cada uno de los dos poderes, civil y religioso, tiene derechos y deberes. El Estado y la Iglesia deben colaborar para que unos y otros vengan respetados. Cuando no se pueden conciliar tenemos que hacer nuestra elección, siendo concientes de que las verdades del Evangelio son eternas, mientras las del Estado están vinculadas al país y al periodo histórico a los que se refieren.