VII Semana de Pascua – Miércoles
La oración sacerdotal de Jesús (II)
Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad.Jn 17,11b-19
Este pasaje del Evangelio de Juan es el segundo parte de la oración sacerdotal de Jesús al Padre, antes de ser arrestado por los soldados y para ser crucificado. Su proyecto se lleva a cabo, ha llegado el momento de ofrecer sus vidas a los principios discípulos, a quien el Padre ha confiado a él, nace la Iglesia: «Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad» Volviendo a ayer por la meditación, el Padre ha escuchado esta oración Jesús ha aceptado que su hijo ofreció su vida por la plan de salvación del mundo se llevó a cabo, y se reanuda en sus manos el proyecto. Después de la resurrección, el Padre enviará en mundo el Espíritu Santo, que ilumina Pedro, los apóstoles y discípulos, lo que hace a recordar todo lo que Jesús había dicho y hecho: la iglesia y nacer. La concepción de la iglesia, sin embargo, es se produjo en un momento en que Jesús dio su vida por nacido: es un grano de trigo que debe morir bajo tierra, porque Se origina en el oído nuevo. Es el comienzo de la historia de la iglesia que, siguiendo el ejemplo de Jesús, vive y se propaga en el mundo hasta Habrá personas que ofrecen sus vidas por la proclamación el evangelio. Leímos hace unos días, el Corriere della Sera, una artículo que informó sobre el crecimiento y el desarrollo de la iglesia en África. ¿Estás seguro de que convertir todo el continente africano, no puede ser de lo contrario, ya que era un hombre, Daniel Comboni, que ofreció su vida a la evangelización África. «Voy a morir – Daniel Comboni, dijo -, pero mi proyecto no va a morir. » Lo mismo ocurrirá en Asia, por conversión que los misioneros como Francisco Javier Matteo Ricci y han dado su vida. Siempre y cuando haya los hombres que ofrecen sus vidas por el Evangelio, el Padre siempre envía su Espíritu, para que no se puede golpearon la cara por alguien en la generosidad.