V Semana de Cuaresma – Sábado,
Salir de la trinchera
Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él. Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro Lugar santo y nuestra nación». A partir de ese día, resolvieron que debían matar a Jesús. Jn 11,45-46.53
Jesús ha apenas realizado el milagro de la resurrección de Lázaro y muchos de los judíos que habían venido a ver a María, viendo lo que Jesús había hecho, “creyeron en Él”. Entonces los sacerdotes y fariseos, reunieron el sinedrios, y se preguntaron: “¿Qué hacemos” y decidieron condenarlo a muerte para evitar problemas con las autoridades romanas. El milagro es un evento que pide tomar una posición, o se acepta o se rechaza, no hay alternativas. Nos pone una pregunta: “¿Quién es Jesús de Nazaret?” Hay solamente dos respuestas: O Él es el Cristo, Hijo de Dios, o es un charlatán. En otras palabras: o es todo o nada; no hay ningún otro camino. No es fácil rechazar el milagro porque no existen motivos lógicos para hacerlo. , pero tampoco es fácil aceptarlo porque, entonces como ahora, cambia completamente la forma de nuestra existencia. Casi todos los hombres viven encerrados en una casa bien protegida, que ellos mismos se han construido y cuyas paredes se llaman “bienestar, costumbres, relaciones sociales y vida espiritual”. Cada una de estas cuatro paredes que lo pone refleja su propia personalidad de quien la ha construida y lo ponen en contacto con lo trascendental y, siendo el hombre un animal pensante, responde siempre a un cierto criterio de lógica humana. El milagro, sin embargo, refleja la personalidad de Dios y sigue una lógica divina, que no se puede comprender si uno permanece en prisionero dentro de las cuatro paredes. Cuando Abraham preguntó al Señor porqué estuviera él obligado a hacerse viejo triste y sin hijos, el Señor lo condujo fuera y le dijo: “Mira el cielo y cuenta las estrellas, si puedes contarlas” y añadió: “Así será tu descendencia” (Gn. 5,4), que significa: “sal de tu zona segura”. También a nosotros, cuando aceptamos salir de nuestras seguridades, vemos cosas estupendas y milagros. Ayúdanos, Señor, a no meternos en las trincheras de nuestras seguridades materiales y certidumbres espirituales; ayúdanos a salir afuera, donde seremos libres de toda protección, pero es donde podremos finalmente encontrarte.