II Semana de Cuaresma – Viernes
El plan de salvación del Señor
Escuchen otra parábola: Un hombre poseía una tierra y allí plantó una viña …. la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió a sus servidores para percibir los frutos. Pero los viñadores se apoderaron de ellos, y a uno lo golpearon, a otro lo mataron y al tercero lo apedrearon. El propietario volvió a enviar a otros servidores …. pero los trataron de la misma manera. Finalmente, les envió a su propio hijo, pensando: «Respetarán a mi hijo». Pero, al verlo, los viñadores se dijeron: «Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia». Y apoderándose de él …. lo mataron. Cuando vuelve el dueño, ¿qué les parece que hará con aquellos viñadores?». Le respondieron: «Acabará con esos miserables y arrendará la viña a otros ….Jesús agregó: «¿No han leído nunca en las Escrituras: «La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular …. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. Entonces buscaron el modo de detenerlo. Mt 21,33-43.45-46
En el texto del evangelio de hoy los sumos sacerdotes y los fariseos entendieron que Jesús estaba hablando de ellos y buscaron la manera de capturarlo para matarlo. Jesús de Nazaret se había ya convertido en la “piedra descartada” por su pueblo y, por consiguiente, Él se podía ya manifestar abiertamente como Hijo de Dios, heredero del Reino. De este rechazo de Jesús nacerá el nuevo templo, que es el mismo Jesucristo muerto y resucitado, quien será la “piedra angular”, la que sostendrá todo el edificio de la Historia de la Salvación. Aquella que era un parábola conclusiva, se resume ahora en el pasado y futuro de Jesús y del pueblo de Israel cuya historia se recuerda como una marea de maldad y rechazo de la salvación. Cualquier intervención de Dios fue rechazado, pero Él ha respondido con una misericordia y fidelidad siempre mayores, hasta enviar a su propio Hijo. Es una estrategia tan loca que sólo a Dios se le hubiera ocurrido., Los discípulos de Jesús la entenderán solamente después de la resurrección. Reconocer a Jesús, Hijo de Dios, muerto y resucitado por nuestra salvación es la ocasión última ya que otras ocasiones no se presentarán. Ante este don extremo nosotros podemos solamente aceptarlo o rechazarlo. Nosotros sabemos ya como se ha desarrollado el plan de Dios de la salvación, cuyo centro es Jesucristo. Jesús fue rechazado por su pueblo, el cual se ha traslado de Jerusalén a Roma, y los que antes eran paganos se convirtieron en el nuevo pueblo de Dios. Desde entonces el cristianismo se ha identificado con el Occidente, que ahora se está lentamente descristianizando. En la revista «Oasis» el gran Mufti, Mustafá Ceric, de Bosnia, ha denunciado los siete pecados capitales de Occidente: bienestar sin trabajo, educación sin moral, negocios sin ética, placer sin conciencia, política sin principios, ciencia sin responsabilidad, sociedad sin familia, a los que podemos añadir, fe sin sacrificio. ¿Qué sucederá en el futuro? No lo sabemos, pero una cosa es cierta: el plan de salvación es del Señor y no se detiene.