V semana del Tiempo Ordinario – Domingo
El desarrollo humano, la oración y la proclamación
¿No es una servidumbre la vida del hombre sobre la tierra? ¿No son sus jornadas las de un asalariado? Jb 7,1
Al atardecer, después de ponerse el sol, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados, y la ciudad entera se reunió delante de la puerta. Jesús curó a muchos enfermos, que sufrían de diversos males, y expulsó a muchos demonios; pero a estos no los dejaba hablar, porque sabían quién era él. Por la mañana, antes que amaneciera, Jesús se levantó, salió y fue a un lugar desierto; allí estuvo orando. Simón salió a buscarlo con sus compañeros, y cuando lo encontraron, le dijeron: «Todos te andan buscando». El les respondió: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido». Mc 1,32-38
Cada mañana, abriendo el diario, nos damos cuenta de que la situación del hombre es la que denuncia hoy Job: «¿No es una servidumbre la vida del hombre sobre la tierra?…» La vida es una lucha continua contra fuerzas negativas internas y externas: la injusticia y la opresión por un lado, tentaciónes,enfermedades, el dolor y la muerte por otro. Es la consecuencia del pecado del mundo contra el que el hombre de Dios está llamado a luchar, no para volver al estado original del paraíso terrenal, sino para entrar en el Reino de los cielos. La misión de Jesús en la tierra no ha sido la de ir hacia atrás en el tiempo, sino la de ir hacia adelante, trabajando para la salvación total de la humanidad: «Él curó a muchos que sufrían de diversas enfermedades y echó fuera muchos demonios.» Sin embargo, nunca perdió de vista la esencia de su venida entre nosotros: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas, porque para eso he salido»La evangelización, en otras palabras, no puede ignorar el progreso de la humanidad, pero no debe limitarse a él.
Hemos apreciado mucho la intervención del Vaticano en estos días para destinar a otros cargos, la coordinadora de las Asociaciónes de la Cáritas, que fungía sólo como promotora de la acción social, ignorando el aspecto misionero.
El evangelio de hoy, de Marcos, describe el primer día de la acción mesiánica de Jesús, que fue un verdadero impacto con la realidad del hombre, necesitado de sanación, de verdad y de salvación. A la mañana siguiente, sin embargo, no obstante todos lo buscaran, porque las enfermedades que tenía que curar, los exorcismos que tenía que hacer y los problemas que tenía que resolver eran siempre tantos,se levantó cuando todavía era oscuro y se retiró a un lugar solitario para orar
No sabemos en qué consistía esta oración que, puesta al final de su primera jornada misionera, se transformará cada vez más en el momento fundamental de su vida terrenal. Aún sin saber el contenido,advertimos,sin embargo,su importancia, ya que sigue a un día de duro trabajo y precede la superación de la primera tentación,puesta en los labios de Pedro: «Todos te andan buscando» Si Jesús se hubiera quedado allí entre aquellas gentes,sin duda habría curado otras enfermedades,habría hecho otros exorcismos, recogiendo, al final,gloria y beneficios. Jesús, sin embargo, no se queda allí para resolver todos estos problemas,sino que primero va a un lugar solitario para orar, y luego dice a los Apóstoles: «Vayamos a otra parte, a predicar también en las poblaciones vecinas» El desarrollo humano, la evangelización y la oración son los tres tiempos del día del misionero, pero es ésta última el quicio sobre el cual se apoya la misión, cuyo objetivo principal es llevar a todas las personas a la realidad del Reino de los cielos.
En nuestra familia hemos vivido de cerca esta cuestión, porque un hijo nuestro ha sentido más la vocación al compromiso social que a la evangelización. Pero nosotros estamos rezando para que él se empeñe en ambos campos.