ESFL144

IV semana de Tiempo Ordinario – Martes

Los tres niveles de la fe

Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies,  rogándole con insistencia: «Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva». Jesús fue con él … Se encontraba allí una mujer que desde hacia doce años padecía de hemorragias. … Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: «Con sólo tocar su manto quedaré curada». Inmediatamente cesó la hemorragia….Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: «¿Quién tocó mi manto?»…. Entonces la mujer, muy asustada y temblando… fue a arrojarse a los pies y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad». Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: «Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?». Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: «No temas, basta que creas». …Pero Jesús …, entró donde ella estaba. La tomó de la mano y le dijo: «Talitá kum», que significa: «¡Niña, yo te lo ordeno, levántate».  En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar.. Mc 5,21-43


Estos dos milagros que Jesús realizó, en su entrelazamiento entre sí, nos muestran los tres niveles de la fe. El primero es el nivel de la desesperación. Jairo: «Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva», y la mujer hemorroísa: «Con sólo tocar su manto quedaré curada» El segundo nivel se alcanza después de un camino que, partiendo de la curación física, lleva a la fe en el Señor. Jesús dice a la hemorroísa: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad». Este nivel, aunque el texto no lo diga, sin duda lo alcanzó también Jairo. El tercero es el nivel de la fe de Jesús, que tiene incluso el poder de vencer a la muerte. Vinieron a decirle a Jairo: «Tu hija ya murió», y Jesús:»¡No temas, basta que creas!».

Cuando María Carmela se enfermó de cáncer cerebral y los médicos no nos daban más esperanzas,y cuando Anna María,a la espera de Maria Letizia, contrajo la rubéola, o cuando, justo después del nacimiento de Gianluca, tuvo   una embolia después del parto, también nosotros, movidos por la desesperación, creímos en el milagro. El Señor nos escuchó: la mamá, María Carmela y María Letizia están actualmente bien, y nos queda sólo el recuerdo para no olvidar nunca que el Señor escucha y obra en nuestra ayuda.

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