ESFL038

9 de enero

La vida es un milagro  

En seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud. Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar. Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra. Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo. Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar, porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló enseguida y les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman».  Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así llegaron al colmo de su estupor, porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida. Mc 6,45-52

Al final de su experiencia en un mar borrascoso, de Jesús que camina sobre las aguas, del viento que se calma inmediatamente y del mar que vuelve a estar liso come el aceite, los discípulos – dice el evangelio de Marcos – los discípulos se sorprendieron. ¡No puedo creerlo! El evangelista concluye con una frase personal sobre el  motivo de tal asombro: «porque no habían comprendido el hecho de la multiplicación de los panes y de los peces: sus corazones se habían endurecido». ¡Cómo es posible – decimos nosotros – que la tormenta tenga relación con la multiplicación de los panes! Es un argumento que vale la pena profundizar, para de explicar la dinámica de aquel evento y, al mismo tiempo,  los contratiempos que ocurren también en nuestra vida de todos los días. Examinando el pensamiento de Marcos y haciéndolo confluir en una exhortación para nosotros, el evangelio de Marcos parece decirnos: “¡Atención! Si no comprenden el entienden el sentido del milagro en su vida, encontrarán muchos otros problemas”. Si examinamos los eventos de nuestra vida pasada, nos damos cuenta de que, cuando la fe nos hace comprender que la vida es un milagro continuo, los eventos negativos, que está siempre esperándonos, han sido como exorcizados  y no hemos caminado tranquilamente en el campo minado de este mundo.   

Cuando, por el contrario, nos ha faltado la fe, de vez en cuando poníamos un pie sobre una mina. Hemos buscado, en la oración, la dinámica espiritual, y el Espíritu Santo nos ha dado esta explicación: Ser personas de fe y percibir que la vida es un milagro continuo, es la consecuencia de vivir en la secuela del Señor, el cual ha pasado por los caminos de este mundo sin que las fuerzas del mal tuvieran poder sobre Él, hasta que su tiempo se cumplió. También ahora, quien vive en su secuela goza de la misma protección hasta el final. Cuando se terminará el tiempo, dicha protección terminará y las fuerzas del mal obtendrá la efímera victoria de la muerte corporal. Después, será pura gloria.

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