ESFS052

XXIII semana del Tiempo Ordinario – Domingo

Los cachetadas pedagógicas

Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano  Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o republicano. Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos». Mt 18,15-20

Hace algunos años, se comentaba esta página del evangelio en la oración de la mañana. Nació entonces un diálogo más o menos como éste: “¡Juan Felipe! si Juan Lorenzo hace algo que no debería de hacer, ¿tú como te comportas?” Si lo que hace non me atañe, piensen ustedes los papás, pero si me la hace en contra mía, lo veré yo personalmente”. “Y qué cosa le dices?” “Nada, le doy dos cachetadas”.  “¡No, Juan Felipe! El evangelio dice que primero tienes que hablar con él para que se dé cuenta de su error”. “Está bien, pero si  no entiende, ¿Le puedo dar sus cachetadas?” “¡No, Juan Felipe! El evangelio dice que debes volver a hablar con él, y con Juan Andrés, o tal vez también con Ana Rita”. “¿Con los dos?” Pero si no entiende de plano, es inútil hablar”. “Es cierto, pero el evangelio dice que si no hace caso a nadie, hay que hablar con la asamblea, por ejemplo contar los hechos en esta oración de la mañana, de manera que todos puedan decir lo que piensn y resolver las diferencias”. “Entonces, ¿no se pueden dar dos cachetadas?” “No, hay que primero resolver las controversias junto con los padres de familia, hablando con ellos”  “¿Si él no entiende si siquiera cuando se hace la oración de la mañana, lo puedes considerar como un renegado y un pagano, es decir un extraño”. “¡Ahí finalmente, le puedo dar sus cachetadas!” “¡No, Juan Felipe! A un pagano o a un extraño no se les cachetea: se les enseña el evangelio”. “Pero entones, las cachetadas no se pueden dar a nadie, porque hay que volver a hablar con el que me insulta?”  “Y entonces ¿por qué tú nos las das las cachetadas a nosotros de vez en cuando?” “Pero esas son cachetadas pedagógicas, Juan Felipe, para ayudarte a crecer”. “¿A si? Le doy inmediatamente sus cachetadas pedagógicas y ya no me preocupo”.

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