ESFL224

XVI semana del Tiempo Ordinario – Miércoles

Moisés,  modelo de padres de familia

En el desierto, los israelitas comenzaron a protestar contra Moisés y Aarón. «Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, les decían, cuando nos sentábamos delante de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos. Porque ustedes nos han traído a este desierto para matar de hambre a toda esta asamblea». Entonces el Señor dijo a Moisés: «Yo haré caer pan para ustedes desde lo alto del cielo, y el pueblo saldrá cada día a recoger su ración diaria…..El sexto día …. tendrán el doble de lo que recojan cada día».Y el Señor dijo a Moisés:«A la hora del crepúsculo ustedes comerán carne, y por la mañana se hartarán de pan. …. Efectivamente, aquella misma tarde se levantó una bandada de codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana siguiente había una capa de rocío alrededor de él. …. Entonces Moisés les explicó: «Este es el pan que el Señor les ha dado como alimento. Ex 16,2-5.11-15

Hace unos 20 años nos regalaron un librito de la Vida de Moisés, escrito por el Cardenal Carlos Martini, que nos hizo reflexionar particularmente, sobre muchas analogías con la vida de dos papás como nosotros. Nos dimos cuenta, en particular, del elenco de servicios que Moisés ha debido hacer en los cuarenta años antes de llegar a la tierra prometida. Son los mismos que los hacen los papás por los hijos, para que estos puedan humanamente en la fe, hasta ser cristianos adultos. Estos son: el servicio del agua y del pan, el servicio de la responsabilidad, de la oración de intercesión, el servicio de la consolación en los momentos difíciles y el servicio de guía a la comprensión de la Palabra de Dios. El texto de hoy nos habla del “servicio del agua y del pan”. Cuando los hebreos eran esclavos en Egipto, el Faraón les aseguraba la comida como salario por e trabajo que hacían, desde la mañana al salir el sol hasta el ocaso. Después huyeron ellos a través del Mar Rojo y, en el desierto experimentaron el precio de la libertad: y tenían que proveer a sí mismos. En la lectura de hoy ellos se lamentan por haber sido liberados por Moisés y Aarón.: “¡Hubiéramos mejor muerto por manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos entorno a la olla de carne, comiendo pan a saciedad! Por lo contrario Ustedes han traído a este desierto a toda esta multitud a morir de hambre!” El Señor, que por la oración de Moisés, había ya hecho salir agua de una roca, hoy les mando el pan y la carne, bajo la forma del “maná” y de las codornices.

También los papás tienen el deber de proveer y de orar al Señor por las necesidades de los hijos, como hizo Moisés. Lo hemos hecho también nosotros por muchos tiempo, comenzando por el hecho que nos hemos abierto a la vida sin muchos cálculos, pero el Señor se comportó con nosotros como gran Señor: siempre ha provisto a nuestras necesidades por la vía ordinaria del trabajo u, cuando éste no era suficiente, a través de vías extraordinarias. Ha obrado como en texto de hoy: mandándonos muchas veces lo necesario, y cuando las necesidades eran excepcionales, nos ha ayudado más todavía, como ha hecho con los hebreos en el día de sábado.

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