VII Semana de Pascua – Martes
La oración sacerdotal de Jesús (I)
Después de hablar así, Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo: «Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti,ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú les has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera. Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Jn 17,1-11a
Esta oración que Jesús dirige al Padre al final de Su misión en la tierra, antes de ir a la cruz, es una altura lo espiritual, no podemos ver la cumbre. Sólo después de las horas de oración y silencio interior podemos acercarnos este pasaje del Evangelio de Juan, con la esperanza de que puede caer sobre nosotros un rayo de la luz, un reflejo sentimientos y pensamientos que tenía cuando Jesús, con este la oración, entregado en manos del Padre, del proyecto Su vida terrenal. Hay, en este pasaje, no se preocupan por lo que se convertiría en el epílogo en la cruz, el que junto con el plan de la vida volverá a también al Padre su Espíritu. Esta oración tiene como único objeto de los apóstoles, que, en los tres años que pasé con él, recogió sus revelaciones el reino de los cielos, han sido testigos de los milagros, han vivido de la Providencia, y fueron sorprendidos en sus primeras experiencias misión, como los espíritus están sujetos a las mismas. Jesús es consciente de que en el momento, esto no es presente en la mente de los apóstoles, pero sabe también que después de la Su ascensión al cielo, el Espíritu Santo vendrá sobre ellos, y que recordarán toda la verdad para poder testificar el mundo. Será el nacimiento de la iglesia. Jesús sabe que los apóstoles intenta, como él, la alegría de dar a conocer y ayudar a milagros, que van a sufrir persecución y el ncarcelamiento, que se dispersos por todo el mundo y terminar con su martirio la vida terrenal. Y para que esto se dio cuenta plenamente, que Orar por ellos. Nosotros, también, los padres, después de años de caminar juntos nuestros hijos, debemos confiar en el Señor con una oración que se parece un poco a esto en el Evangelio de hoy.