XXII semana del Tiempo Ordinario – Domingo
La escucha es mansedumbre y humildad
Hijo mío, realiza tus obras con modestia y serás amado por los que agradan a Dios. Cuanto más grande seas, más humilde debes ser, y así obtendrás el favor del Señor, [Son muchos los hombres altivos y gloriosos, pero el Señor revela sus secretos a los humildes.] porque el poder del Señor es grande y él es glorificado por los humildes. No hay remedio para el mal del orgulloso, porque una planta maligna ha echado raíces en él. El corazón inteligente medita los proverbios y el sabio desea tener un oído atento. Si 3,17-20.28-29
En la reflexión de hoy tomas en consideración este versículo: “El corazón sabe meditar las parábolas, un oído atento es cuando desea las cosas sabias”. Hay, pues, una correlación entre la escucha y la sabiduría, y hay otra entre la sabiduría y la lectura de las parábolas, entendiendo como parábolas no sólo las reportadas por el evangelio, porque también la historia de la salvación es una larga parábola. Reuniendo este concepto en uno sol, podemos decir que el sabio es aquel que escucha, pero aquel que escucha es sabio sólo en una visión simbólica de la vida. El teólogo Karl Barth afirma este mismo concepto con estas palabras: “En una mano el periódico y en la otra la Biblia”.
Nosotros en estas meditaciones diarias, nos referimos principalmente a los evangelios, en los cuales las verdades universales están menos diluidas y se comprenden más fácilmente. Estamos hablando de las parábolas verdaderas y propias y de los eventos del evangelio que ilustran, como las parábolas, la pasión y resurrección de Jesucristo, los milagros, el discurso de la montaña, la Ascensión y el evento de Pentecostés. Las parábolas comunican verdades absolutas contando historias en movimiento, en las cuales el lector está llamado a observar la simbología concreta. Ellas no explican la verdad, sino que se encierran internamente y nosotros debemos orientar nos para entender dónde estamos y para encontrar el camino hacia nuestra casa. Lo cual quiere decir bajar la verdad de las parábolas a nuestra realidad concreta.
El lenguaje para explicar las verdades espirituales a través de las realidades visibles, se hace posible por el hecho que existe una relación entre “mundo” y 2reino de los cielos”, entre “historia humana” e la “historia de la salvación”. Estas relaciones funcionan como los vasos comunicantes que nos permiten la correlación entre la Biblia y el periódico y convierten a las parábolas en un instrumento maravilloso de lectura de las verdades espirituales. Mi amigo Sergio, en búsqueda eterna de la fe, me dijo un día: “Sabes, he comenzado a penetrar en el misterio de la pasión y de la resurrección meditándola parábola de la semilla que de morir bajo tierra para que pueda dar fruto abundante”.
Siguiendo estos conceptos, podemos entonces entender los primero versículos del texto de hoy. El primero recomienda: “Cuanto más grande eres, hazte más humilde” y lo máximo de la humildad es la escucha de las personas, de los eventos, de las parábolas y de la Palabra de Dios en su conjunto. El segundo es: “Muchos hombres son orgullosos y soberbios, pero a los humildes Dios revela sus secretos”. Dios revela sus secretos, pues, a los que no creen de poseer la verdad, pero tiene la humildad y paciencia de buscar en la Palabra de Dios y en particular en las parábolas. El estímulo para meditar en esta lectura nos viene, día tras día, de la necesidad de comprender ya sea los eventos que nos traen los periódicos, como los que vivimos en nuestra cotidianidad.