ESFS174

XIX semana del Tiempo Ordinario – Domingo

Vivir la fe

Ahora bien, la fe es la garantía de los bienes que se esperan, la plena certeza de las realidades que no se ven…. Por la fe, Abraham, obedeciendo al llamado de Dios, partió hacia el lugar que iba a recibir en herencia, sin saber a dónde iba. Por la fe, vivió como extranjero en la Tierra prometida, habitando en carpas ….  También por la fe, Sara recibió el poder de concebir, a pesar de su edad avanzada, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía. Y por eso, de un solo hombre, y de un hombre ya cercano a la muerte, nació una descendencia numerosa como las estrellas del cielo e incontable como la arena …. del mar. Todos ellos [Abraham, Isaac y Jacob] murieron en la fe, sin alcanzar el cumplimiento de las promesas: las vieron y las saludaron de lejos, reconociendo que eran extranjeros y peregrinos en la tierra. Los que hablan así demuestran claramente que buscan una patria; ….Por la fe, Abraham, cuando fue puesto a prueba, presentó a Isaac como ofrenda: él ofrecía a su hijo único, al heredero de las promesas, a aquel de quien se había anunciado: De Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre. Y lo ofreció, porque pensaba que Dios tenía poder, aun para resucitar a los muertos. Por eso recuperó a su hijo, y esto fue como un símbolo. Hb 11,1-2.8-19

Antes de iniciar el elogio de Abraham, que fue maestro de la fe, San Pablo nos da la definición teológica de la fe: “La fe es el fundamento de lo que se espera y prueba de lo que no se ve”. El apóstol enumera los momentos sobresalientes de la fe en Abraham. “Per la fe, Abraham, llamado por Dios, obedeció partiendo hacia un lugar que debía recibir como herencia. Partió sin saber a dónde iba”. Por la fe él vivió en la tierra prometida como en una región extranjera, habitando en tiendas de lona.” El hombre de fe, aún en nuestros días, es un extranjero en el mundo, porque está siempre en busca de la ciudad de “fuertes cimientos”: la Jerusalén celestial. “Por la fe, Sara, aunque fuera de la edad, se convirtió en madre, dando origen a “una descendencia numerosa como as estrellas del cielo y como las arenas del mar”. “Por la fe, Abraham, Abraham ofreció a Dios el sacrificio de su hijo Isaac, como símbolo de la resurrección. “En la fe murieron todos estos (Abraham, Sara, Isaac y Jacob)”, no viendo realizada las promesas de Dios, sino solamente en la fe, sin ninguna certidumbre humana. Nosotros debemos reflexionar mucho sobre la fe ciega de este hombre, porque verdaderamente él nos enseña a confiar en Dios, aún cuando parece Él desmiente sus promesas. Él confió ciegamente de Dios, aún cuando Dios parecía que desmintiese sus promesas. Nuestra fe es muy poca cosa con respecto a la de Abraham, pero ha habido algunos momentos en los cuales el Señor nos ha pedido vivir solo de la fe. Cuando María Carmela se enfermó de un  tumor y el profesor Nicolás que la operó, no nos dio ninguna esperanza de vida, nosotros tuvimos que vivir solo de la fe. Y el Señor nos ha llevado hasta perderla, cuando en la mañana recibió el sacramento de la Confirmación, María Carmela cayó en tierra por última vez. Después el Señor la sanó, pero para aclarar que el autor de aquella curación era Él y nada más que Él, quien nos llevó hasta perder la fe. La fe ciega es una fe sin pretensiones.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *