V semana de Pascua – Domingo.
El mandamiento de amarnos unos a otros
Después que Judas salió, Jesús dijo: «Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto. Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes …. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos a los otros». . Jn 13,31-33a.34-35
La última cena con sus discípulos ha terminado, y Jesús hja apenas dicho a Judas: “Realiza pronto lo que tienes que hacer” (Jn 13,27). Judas salióen la noche y a los que se quedaron Jesús les da un mandamiento nuevo, que debe ser considerado como un testamento espiritual: “Como Yo los he amadao, Ustedes ámense los unos a los otros”. El amor es, pues, el mandamiento nuevo de Jesús y ela señal distintiva del cristiano. Pensandop como estamos hechos, este mandamiento de amarnos los unos a los otrossería inaceptable e inexplicable, pero si aceptamos el mensaje del Evangelio, el mandamiento del Señor se se convierte en creativo, porque da origen a los presupuestos para sua actualización. In otras palabras, el Señor realiza el milagro de cambiar el corazón del hombre para hacer posible lo que nos manda, como ha profetizado Ezequiel: “Les daré un corazón nuevo y pondré en ustedes un espíritu nuevo: les arrancaré de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un corazón de carne.” (Ez 36,26). Los frutos del espíritu nuevo San Pablo los electa en distintas cartas. “Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza,” (Gá 5,22). Estos son los sentimmiwento que caracterizan las relaciones entre los hermanos de fe. La pregunta es: ¿El amor es sólo entre los hermanos en la Fe, o se extiende también al prójimo, quien quiera que sea?… La respuesta es obvia: Ya que Dios ama a todos los hombres y les ha dadoa su propio Hijo, el cristiano está llamado a hacer lo mismo. Debemos amar aún a nuestros enemigos: “Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidore” (Mt 5,44). Humanamente hablando esto sería imposible, pero ya que este en un mandamiento, el Señor crea los presupuestos ñara que se realice. El amor es el nuevo modo de vivir y de relacionarse con los demás, mismo que Jesús ha traido al mundo. Hay una manera simple per experimentar como todo esto sea verdad: cuando las relaciones familiares se dificultan, basta comenzar a rezar juntos, para que los nudos enredados del corazón se deshagan y vuelvan a amar como antes. Si, por alguna razón e¿no es posible hacerlo abiertamente, basta hacer oración en silencio dentro de nosotros mismos, y asi se romperán las cadenas del corazón de todos, como se rompieron las de Pablo y Sila cuando estaban en la cárcel: “Hacia la media noche Pablo y Silas, en oración, cantaban himnos a Dios, mientras los demás perisioneros los escuchaban. Improvisamente se sintió un terremoto tan fuerte que los fundamentos de la prisión se movieron; se abrieron las puertas y se rompieron las cadenas de todos” (Hch 16,25-26), también las de los que no habían hecho oración.