XXX semana del Tiempo Ordinario – Viernes
La curación del hidrópico
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales fariseos. Ellos lo observaban atentamente. Delante de él había un hombre enfermo de hidropesía. Jesús preguntó a los doctores de la Ley y a los fariseos: «¿Está permitido curar en sábado o no?». Pero ellos guardaron silencio. Entonces Jesús tomó de la mano al enfermo, lo curó y lo despidió. Y volviéndose hacia ellos, les dijo: «Si a alguno de ustedes se le cae en un pozo su hijo o su buey, ¿acaso no lo saca en seguida, aunque sea sábado?». A esto no pudieron responder nada. Lc 14,1-6
La preguntad de Jesús a los doctores de la ley y a los fariseos es provocatoria. Él sabe bien que, según la ley judía, no es posible hacer ninguna curación en sábado, día de fiesta en el que se celebra la venida de los tiempos mesiánicos. Para Jesús, que es el Mesías, el tiempo de espera se ha cumplido y la norma del sábado ya no debe observarse. Sin embargo, su provocación no se dirige tanto al respeto dell día de fiesta, cuanto al comportamiento intransigente de los doctores de la ley y de los fariseoshacia los demás: “¿Quién entre ustedes, si un hijo o un buey cae en un pozo, no lo saca inmediatamente aunque sea día de sábado?” Ellos no podían “responder a estas palabras” porque quizás cuántas veces en día de sábado ha hecho cosas peores. Ahora dejemos de mirar al hecho que el milagro fue llevado a cabo en día de sábado y miremos la curación misma. Este hombre está enfermo de “hidropesía”; tiene el cuerpo lleno de agua. Ya en pasado hemos visto cómo las curaciones, más allá del evento narrado, esconden un significado simbólico.
La “ceguera” representa la dificultad de leer los signos de los tiempos y la presencia del Señor en la historia, la “sordera” y el “mudismo” son figura de la incapacidad de comunicarse con Dios y con los hombres; la “lepra” es como el pecado que desfigura l rostro del hombre; la “mano seca” significa la dificultad de hacer algo: y el “endemoniado” muestra cómo el demonio pueda devastar la mente y el equilibrio del hombre de una persona. La “hidropesía”, de la que sufre este hombre, simboliza una enfermedad hoy bastante común: el llenarnos de cosas inútiles, a veces cosas nocivas, al punto de quitarle el espacio para las cosas buenas, bellas y verdaderas. Estamos hablando de muchos programa televisivo, de algunas noticias de crónicas, de la banalidad que nos invaden y del mal hablar que llena gran parte de nuestro día. Pidamos al Señor que nos cure de todas estas cosas, para que nuestro corazón tenga espacio para la oración, para la alabanza, para las cosas bellas, verdaderas y santas.