II semana de Pascua – Viernes
No se puede luchar contra Dios
Pero un fariseo, llamado Gamaliel… respetado por todo el pueblo, se levantó en medio del Sanedrín. Después de hacer salir por un momento a los Apóstoles, dijo a los del Sanedrín: «Israelitas, cuídense bien de lo que van a hacer con esos hombres. Hace poco apareció Teudas… y lo siguieron unos cuatrocientos hombres; sin embargo, lo mataron, sus partidarios se dispersaron…Después de él… apareció Judas de Galilea… igualmente murió, y todos sus partidarios se dispersaron. Por eso, ahora les digo: No se metan con esos hombres y déjenlos en paz, porque si lo que ellos intentan hacer viene de los hombres, se destruirá por sí mismo, pero si verdaderamente viene de Dios, ustedes no podrán destruirlos y correrán el riesgo de embarcarse en una lucha contra Dios. Hch 5,34-39
En nuestra civilización occidental, donde el pluralismo admisible cultural y religiosa, nadie se llama a los tribunales para defenderse por haber hecho su trabajo de difusión la fe, pero en los países donde el poder político coinciden con Religiosos estas cosas siguen sucediendo. El discernimiento de Gamaliel, sin embargo, la Iglesia lo sigue hasta nuestros días: la obras de los hombres están destinados a la destrucción, incluyendo Dios es eterno, y no es conveniente para luchar contra ellas, porque los que la lucha hasta el final siempre es derrotado. Así, cada vez que hay un nuevo movimiento o que los fieles fiebre en algún lugar porque se dice que apareció Nuestra Señora, la Iglesia alienta y elude los mecanismos, no hay atención y simplemente escuchar. Luego, con el paso del momento en el que considera que la realidad puede ser realmente la obra de Dios, comienza a entrar en ella para comprender mejor, por verificar la ortodoxia, para orientar y poner ortopraxis
los frutos de servir a la iglesia. Es una manera de discernir sabio, que también han seguido nuestros padres todos los vez que uno de nuestros niños se ha orientado hacia ciertas elecciones vida, tanto en lo sentimental y profesional o de formación profesional. En un momento dado, cuando sintió que había las condiciones de cierta validez, hemos tomado medidas para comprender, evaluar las decisiones tomadas, para ayudar y cooperar. No hay otra manera de ejercer su autoridad. Por los niños, entonces, es una manifestación del sentido común a aceptar una cuidadosa supervisión de los padres, que puede estar equivocado, pero son los únicos para ser utilizado sólo por el amor hacia ellos. Todos los demás, amigos, colegas, los empleadores y las órdenes religiosas, por muy bien intencionados, no puede dejar de ser influenciado por intereses partidistas. Sin embargo, el discernimiento de Gamaliel es perfecto: los planes de Dios son indestructibles, los los pasajeros son hombres, y con frecuencia efímeros incluso.