ESFL216

XV semana del Tiempo Ordinario – Lunes

La paz familiar 

No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa. El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.  El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.Mt 10,34-40

“Paz a los hombres en la tierra” anuncian los ángeles en la choza de Belén. “Beatos los portadores de paz” anuncia Jesús desde el monte de las beatitudes. “Paz a ustedes” es el saludo de Jesús cuando aparece a sus discípulos después de la resurrección. Jesús es portador de paz. ¿Qué sentido tienen las palabras del evangelio de hoy: “No crean que he venido a traer la paz sobre la tierra?”. ¿Cuál es la que trajo en el texto evangélico de hoy y cuál disturbio trajo? La respuesta es sencilla y nosotros al inicio de nuestra trayectoria hemos hecho su experiencia. A aquellos que ponen en su seguimiento, Jesús trae aquella paz interior que nace de la conciencia de haber encontrado, en su persona, la fuente misma de la vida y la luz que ilumina el misterio que lo rodea. Desde el principio, sin embargo, pide seguirlo en modo radical alterando las relacione entre las personas más queridas, causando a veces temporáneamente separación entre ellos. Los afectos humanos tienden a ser exclusivos, totalizadores, posesivos, y no soportan intromisiones externas, aun cuando se trata de relaciones de esferas diferentes. Cuando se sincronizan las relaciones y se comienza un camino de fe juntos, se reconstituyen inmediatamente las precedentes relaciones, sobre todo en un  nivel más alto y con mayor estabilidad. Es lo que ha sucedido entre nosotros.. Hace más  de treinta años cuando conocimos a Oliviero y constituimos el grupo de oración de Saronno, la mamá, que participaba a los encuentros, no compartía algunos discursos que circulaban entre nosotros sobre la constitución de una comunidad que a un cierto punto se había llegado a la convivencia y a la comunión de los bienes. Eran sueños bellos,  pero tocaban la exclusividad e intimidad de los afectos familiares, creando disturbios y hasta desidias. Una tarde, durante una discusión más encendida, la mamá estaba turbada profundamente. Tomó la palabra y manifestó claramente nuestro punto de desacuerdo. El proyecto se atoró y al final hemos reconocido que aquella era la opción justa. Desde aquel momento nuestra relación de pareja se calmó como siempre había existido, y nosotros encontraos la paz interior, junto con un crecimiento familiar.

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