IX semana del Tiempo Ordinario – Lunes
La fidelidad de Dios
Jesús se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lugar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías. De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros. Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: «Respetarán a mi hijo». Pero los viñadores se dijeron: «Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra». Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: «La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular….Entonces buscaban la manera de detener a Jesús…pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron. ».Mc 12,1-12
Esta parábola es una representación alegórica de la historia de la salvación, que abarca tanto el pasado como el futuro, y el dueño de la viña es claramente Dios. En esta parábola se resume toda la historia de Israel como una creciente ola de maldad, una provocación creciente y continua en contra de la bondad de Dios, que responde con un aumento de su misericordia, que alcanza el nivel más alto cuando se decide a enviar en el mundo su propio Hijo, en la persona de Jesús de Nazaret. Pero Éste será asesinado: «Éste es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra» Cuando sucederá la muerte del Hijo,habría tenido que terminar también la historia del infinito y unilateral amor de Dios , ya que había que esperarse de Él, como solución lógica, la venganza. Pero en Dios no existe la venganza, existe sólo la misericordia. En aquella situación extrema, después de haber perdonado a todos y de haber muerto en la Cruz, la historia tendrá que constatar la resurrección de Cristo, la víctima de la infidelidad. A partir de ese acontecimiento extraordinario, nació la Iglesia, una nueva humanidad de la que Jesús es la piedra angular. Sin embargo,existe todavía en la Iglesia la misma tentación: la de querer matar el Hijo, Cristo Jesús y tomar posesión de su herencia. Cada vez que nos creemos justos y dignos de mérito,tanto que reclamamos la herencia del Reino y alegamos derechos sobre él, aunque fuese debido a nuestra fe,nosotros rechazamos el don de la salvación y matamos al Hijo, porque el amor y la fidelidad de Dios son gratuitos y no debidos a nuestros méritos.