ESFS016

Semana Santa – Domingo de Palmas

Vivir como resucitados

Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: «¿Cuánto me darán si se lo entrego?». Y resolvieron darle treinta monedas de plata. …. Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: «… uno de ustedes me entregará». …. Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió ….  diciendo: «Tomen y coman, esto es mi Cuerpo». Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: «Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados. Mt 26,14-28

Comienza la semana de Pasión. De hoy en adelante le faltarán a Jesús todas las protecciones divinas de las que ha gozado durante su vida pública. El proyecto de salación, iniciado con la llamada de Abraham, está al ápice de su realización. Es una historia maravillosa que Dios Padre ha pensado y el Espíritu Santo sugiere a todos los actores que, con roles diferentes, participan. En la escena de hoy, Jesús el protagonista absoluto, permaneces solo. Todos desaparecen de la escena, aún sus discípulos, comenzando con Judas que entrega Jesús, y lo abandona. Solo el Padre y el Espíritu Santo están cerca de Él. ¿Por qué Jesús, habiendo quedado solo, ofrece  su vida y no hace nada para evitar la muerte; más bien va a encontrar la muerte?  La respuesta es ésta y, escribiéndola, oremos al Espíritu Santo que nos ha de comprender en profundidad: Jesús se ha ofrecido en sacrificio para librarnos del pecado, para salvar a los pecadores y hacer renacer a una vida nueva. Dios Padre, ofreciendo a su Hijo, y Jesús aceptando ser ofrecido, han obrado como el profesor Nicola quien, hace más de treinta años, le sacó de su cabecita a María Carmela aquel tumor que la estaba llevando a la muerte cuando era niña y le devolvió la vida. Ese fue el evento más terrible, y al iso tiempo, más grande y maravilloso de nuestra vida familiar. Desde ese momento,  inició para nosotros otra historia, porque hemos tocado con la mano que el Señor, a través del profesor Nicolás, ha obrado un milagro de amor. Lo que ha sucedido en nuestra familia es la imagen de lo que el Señor ha obrado en la semana de Pasión; ha quitado el mal del pecado del mundo, y ha dado a todos los hombres la posibilidad de una nueva vida. Como María Carmela ha tenido que curarse por dos largos años para que el mal no regresara, así también Jesús ha prescito a los hombres la cura necesaria porque el pecado no nos destruya de nuevo, instituyendo los sacramentos del bautismo, de la Eucaristía y de la reconciliación. Cada vez que vamos a recibir estos sacramentos actualizamos y hacemos eficaz el sacrificio del Señor en nuestra vida. Este es el modo que Jesucristo nos ha dejado para vivir, juntamente con Él, como resucitados.

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