XXIII semana del Tiempo Ordinario – Martes
Cristo es el único Señor
Vivan en Cristo Jesús, el Señor, tal como ustedes lo han recibido, arraigados y edificados en él, apoyándose en la fe que les fue enseñada y dando gracias constantemente. No se dejen esclavizar por nadie con la vacuidad de una engañosa filosofía, inspirada en tradiciones puramente humanas y en los elementos del mundo, y no en Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y ustedes participan de esa plenitud de Cristo, que es la Cabeza de todo Principado y de toda Potestad….. En el bautismo, ustedes fueron sepultados con él, y con él resucitaron, por la fe en el poder de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Ustedes estaban muertos a causa de sus decado …. El canceló el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas… Col 2,6-14
Hemos leído hace tres días, que en la comunidad de Colosio se había infiltrado la yerba maléfica de la astrología, y cómo ésta empobrece la fe en Cristo. En el texto de hoy, Pablo, después de haber exhortado a los hermanos de aquella comunidad a permanecer firmes en la fe, los pone en guardia de las creencias astrológicas, a las que se les había dado el nombre de “filosofía”: «Pongan atención que ninguno caiga como presa de la filosofía, que está inspirada a la tradición humana. Hay un solo medio en los tiempos de San Pablo como también hoy para no dejarse engañar de estos engañadores y es el permanecer arraigados en Cristo, como raz que alienta la propia vida. Esta es la medicina que Pablo sugiere: “En Cristo habita toda la plenitud de la divinidad… con Él sepultados en el bautismo, con Él han resucitado también de entre los muertos». Cristo no puede ser substituido por ninguna creencia, porque posee la naturaleza divina en toda su «plenitud» y responde completamente a todas los deseos del hombre. Recuerdo a una señora que había comenzado un buen camino de fe, pero habiéndose generado algunos problemas en la familia, había ido a que le leyeran las cartas por una maga con el resultado que había perdido la fe, gastó mucho dinero y sus problemas se habían se habían hecho peores. El único antídoto contra las dificultades de la vida son la raíz los sacramentos: no hay cosa mejor que una buena confesión y la frecuencia a la Eucaristía. Los astrólogos, magos y cartomantes no pueden resolver ningún problema. El único Señor es Cristo.