ESFL081

Triduo Pascual – Sábado Santo

Sábado Santo

Ayer, Viernes Santo, hemos conmemorado la muerte de Jesucristo en la cruz, la verdadera razón por la cual no fue la injusta sentencia recibida, sino su amor por nosotros, por hombres, por cada hombre. «Miren, lo traigo afuera para que sepan que no encuentro en él ningún motivo de condena», dijo Pilatos a la multitud de los judíos, que querían para crucificarle. Él, en su conversación con Jesús, había buscado un motivo, por pequeño que fuera, para condenarlo, no había encontrado. No podía imaginar que la verdadera razón de su condena era su infinito amor por nosotros y el plan divino para redimir nuestros pecados: «El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados» (Is. 53,5).

Mañana, Domingo de Pascua, que celebramos la resurrección del Señor, y su fiesta con grande alegría para todos. Hoy, sin embargo, estamos llamados a vivir su ausencia, porque él está muerto. Hoy en día estamos huérfanos y la Trinidad se encuentra dañada, porque el Hijo ya no está en el cielo, pero ni siquiera está en la tierra o debajo de la tierra entre los muertos. Hoy en día la Iglesia no celebra la Eucaristía, porque este es el día en el que debemos reflexionar sobre lo vital que es la presencia del Señor en nuestra, y cómo nos dejó estos signos del pan de su cuerpo y de su palabra. Hoy es un día de silencio pero no de tristeza, hoy estamos llamados a interiorizar el infinito amor que Dios tiene para con nosotros, porque no hay nada más grande que dar la vida por amor. Hoy es un día de gratitud y de alegría por este don infinito de Dios los hombres. Antes de su muerte, nos dice la Escritura, «Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo nuestro propio camino» (Is 53,6), pero después de la resurrección nos hemos convertido en una parte de su amor. Roguemos al Señor, para que incluso esta nuestra familia, que se reúne cada día en la oración, pueda ser un signo de su amor, como una chispa de un gran fuego.

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