Cuaresma – Jueves de Cenizas.
Perder para ganar
Después dijo a todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ] ¿De qué le servirá la hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida? Lc 9, 23-25
El Domingo pasado hemos organizado una fiesta en un restaurante para festejar los 60 años del papá. Lo había programado sin decirle nada a él, con la sencillez de la mamá y de Sergio, Renata, y sus amigos. Le dijeron que íbamos a una comida familiar, sólo para ellos cuatro, y en cambio, cuando los hijos, hijas, yernos y nueras y todos los nietos y sobrinos se juntaron, él no tuvo palabras para manifestar su conmoción. ¡Qué fiesta! ¡Qué alegría! Entre bromas, cantos, fotografías y la gritadera de los niños, leímos esta poesía escrita por Juan Mario, el poeta de la familia:
Querido abuelo, querido papá, /
tú que habitas en Saronno/
donde ciertamente abundan los sobrinos.
Ciertamente no te maravillas
que con todos estos hijos, /
al final aquí hay un poco de dinastía.
El domingo siempre hay más de treinta. /
En días como éste los domingos siempre hay fiesta.
Aunque a las dos te desapareces bajo nuestros ojos,/
nosotros sabemos que después resucitas a las tres,
ahora que la adrenalina
corre por la Florentina.
Así hoy venimos todos
finalmente venimos a tu fiesta.
Nos alegramos que este año
no has hecho muchos daños.
Nos alegramos y agradecemos
al Buen Dios, porque te tenemos.
siempre en forma y siempre a dieta
de las Laudes a Completas.
Lo sabemos ya desde hace mucho
que tú piensas que “en medio
del camino de nuestra vida”
sea expresión muy atrevida.
Mas no nos damos por vencidos,
si acaso serán tres quintos…
Y si haces las cuentas a vuelo,
lloras con un ojo solo…
¡Mucha fiesta y mucho vino (Chianti)!
Al momento del brindis le pedimos que dijera dos palabras, y él, para cambiar, prefirió decir un Padre Nuestro, todos juntos, dándonos las manos. El evangelio de hoy nos habla de la vida donada: es una exhortación que aletea en toda la historia de la salvación, Es la vida que renace en quien escoge de perderlo todo por el Señor: “Quien quiera salvar su propia vida, la perderá, pero quien la pierda por Mí y por evangelio la salvará”.