La razón de que nos llevado a abrir este sitio-web no fue sólo el deseo de ofrecer un conjunto de reflexiones bíblicas, sino ver cómo puede nacer y crecer una comunidad familiar, dejándose guiar por las Sagradas Escrituras y, en particular por el Evangelio. Era la pedagogía de Jesucristo. Muchos padres desean educar a los hijos cristianamente, pero, a menudo, no saben cómo hacerlo y por dónde empezar, porque no tienen un método seguro y eficaz. Esta tarea pertenece a los sacerdotes, pero no deben confiarse sólo a ellos: es un trabajo principalmente de los padres, que a su vez deben dejarse guiar y ayudar por un sacerdote.
A continuación, les ofrecemos esta breve reflexión sobre la pedagogía Jesús, para que los padres cristianos que lo deseen, puedan hacerla propia para la educación de sus hijos.
El Hijo de Dios y Dios mismo, encarnado en la persona de Jesús de Nazaret, vino a la tierra para la salvación del mundo y ha creado a través de la liberación y la redención del hombre del pecado.
El rescate de esta obra de salvación fue pagado una vez por todas, por Jesucristo en la Cruz, pero para que que ese evento no fuera un episodio sólo para los habitantes de la Palestina de aquellos tiempos, y también involucrara a cada hombre, todos los tiempos y lugares, Jesús estableció su iglesia. La Constitución de la Iglesia requería que Jesús, formara a varios hombres que, después de su muerte y resurrección, tomarían las riendas. La misión de Jesús, de hecho, más que acercarse a las multitudes, era preparar un reino, que creciera hasta llegar a cada hombre en el mundo. Para realizar este gran proyecto necesitaba unos hombres, bien entrenados y preparados que en el futuro podrían conducir multitudes de personas. Después de su muerte, una multitud habría sido fácilmente dispersada por las autoridades religiosas en Palestina que en ese momento, controlaban completamente las vidas y los asuntos del pueblo.
Los padres, hoy en particular, nosotros estamos en la misma situación que Jesús de Nazaret: tenemos la oportunidad de colaborar en la salvación del mundo, no sólo como involucrándonos en la sociedad y en la profesión, pero aún más por cómo educadores a nuestros hijos en la fe y los valores cristianos. Aquí, entonces, el evangelio nos ofrece un método y un programa de capacitación, creado por Jesús mismo, que nos permite colaborar en la salvación del mundo. Pero sobre todo nos capacita a conocerlo a Él, su estilo de vida, su forma de comunicarse con los demás en los distintos momentos del día, que son las piedras angulares de su método educativo.