ESFL014

III Semana de Adviento – Martes.

Salvados por la misericordia del Señor

… Jesús les dijo: «Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios. En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él. Mt 21,31-32

Esta noche he tenido un sueño. Me encontraba en la sala de espera del reino de los cielos y estaba hablando con un obispo y un teólogo que se había sentado a mi lado. En un cierto memento entraron tres señoras de color, vestidas con blusas de cuello muy ancho, con tacones altos de puntas, y mini faltas rojas, quienes se sentaron en un lugar distante. Me parecía haberlas visto antes, pero no recuerdo dónde las había encontrado. “Tal vez me equivoque” me dije a mí misma, pero viéndolas bien, me he convencido que las había visto en algún lugar. Recordando bien, me vinieron a la memoria: eran las  prostitutas que cantaban en la iglesia de Castelvolturno, cuando han celebrado el matrimonio de aquella copia nigeriana. Hace un año, cuando fui a Castelvolturno a visitar a Juan Lucas, había asistido a la misa celebrada por aquel matrimonio. “Papá, me había dicho Juan Lucas, esas mujeres que cantan son prostitutas”. ¿De veras?  – le contesté – aquí la mayor parte de los habitantes son nigerianos y entre ellos hay muchos vendedores de drogas y prostitutas. Son algunas de las profesiones de los que se encuentran aquí en la iglesia”. Estaba todavía recordando algo, cuando se abre la puerta del reino de los cielos, aparece un ángel que les dice a las tres señoras: «Por favor, pasen». «Verdaderamente llegué yo primero» comentó el teólogo con quien estaba hablando. «No se preocupe – respondió el  ángel – a Ud. también lo llamaremos». El teólogo y el obispo se miraron perplejos, y los tres seguimos conversando. Después de un poco, se abre de nuevo la puerta, el ángel me  llamó y entré. Cuando estuve adentro, no he podido más que comentar: «Finalmente un lugar donde se les da preferencia a las señoras». « No es por gentileza – respondió el ángel – es por sus méritos por lo que entraron antes las señoras». «Ah sí – contesté yo – y ¿qué méritos particulares tienen? «Tienen dos méritos- replicó el ángel -, sobretodo están convencidas de ser recibidas por misericordia del Señor y no por lo méritos propios. Después han sido clementes con los pecados de los demás». «Este fue el sueño y así se los he contado en la oración de la mañana».

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